Navatas por el río Gallego

Mayo es el mes del deshielo y como cada año, los aborigenes de la galliguera emprenden su marcha a bordo de las navatas en un viaje de aventura por el rio Gallego. Recordando un antiguo oficio, los pobladores de la ribera del Gallego preparan durante meses las embarcaciones llamadas navatas, que les permitirán descender las aguas del río, no sin gran esfuerzo. El tramo que descenderán discurre desde de Murillo y hasta Santa Eulalia e implica un trabajo laborioso que comprende desde la construccion de las balsas de madera hasta la destreza de hacerlas decender por el rio sin incidentes.
Un poco de historia
Durante las primeras decadas de 1900, debido a la demanda de postes de madera en el levante y Zaragoza, los habitantes del Pirineo comenzaron una labor arriesgada que consistia en descender en basas de troncos desde los nacimientos de los rios hasta las grandes ciudades a orillas del Ebro. Un viaje a los desconocido capitaneado por valientes héroes.
El fin del trabajo
Con la llegada de los camiones y el impedimento que supuso el creciente numero de pantanos en el Pirineo, el trabajo de navatero sufrio un infarto que lo dejaria fuera de servicio. Los navateros tuvieron que juvilarse antes de ver llegar las balsas de rafting. Los camiones harían el trabajo de los valientes y las navatas serían olvidadas por un breve tiempo.
La recuperacion de la tradicion
Unos años mas tarde, asombrados por el trabajo que realizaban los navateros y motivados por el ejemplo de los valles contiguos, se creo la Asociacion de Navateros de la Galliguera, con intencion de recuperar este fascinante trabajo y convertirlo en tradicion, con el objetivo de darlo a conocer a las generacions futuras. Hoy día el descenso de las navatas reune a multitud de gente y es orgullo de todos los habitantes del Reino de los Mallos
El comienzo del raftin
Para los que llevamos tiempo en el mundo de las aguas bravas, y comprendemos la dificultad y peligro que supone el río, nos asombra ver como descendían a bordo de balsas artesanales hechas de madera y sin darnos cuenta atribuimos el origen de la actividad deportiva y lúdica que precticamos hoy en día al trabajo de los navateros que comenzó a principios del siglo pasado.
Equipados con neopreno y material de seguridad, tratamos de disfrutar del agua con un objetivo bien diferente, navegar al limite, saltar al agua y hacer abordajes, una manera diferente de entender el río pero que en definitiva comparte la misma esencia.